El 20 de noviembre, Día Internacional de los Derechos de la Infancia y la Adolescencia, se celebra la firma de un acuerdo que reconoce la obligación de los Estados a la hora de garantizar el pleno desarrollo de los niños, las niñas y adolescentes. En este acuerdo, se recogen cuestiones básicas como el derecho a la salud, a la educación, a la no discriminación, a la participación y a la protección contra cualquier tipo de abuso. Que estos derechos sean una realidad es obligación de todas las personas que estamos presentes en la realidad de la infancia.
Pleno desarrollo de los niños y niñas
Los chavales del TOPI 1 han trabajado sobre este tema y hemos comprobado que hablar del incumplimiento de nuestros derechos nos parece algo que pasa lejos de aquí. Sin embargo, en nuestro día a día existen muchos ejemplos de cuestiones por las que se debe seguir trabajando, especialmente desde el ámbito educativo.
¿Sabíais que España lidera en la Unión Europea las encuestas de fracaso escolar? Un 20% de jóvenes de entre 18 y 24 años ha abandonado los estudios sin finalizar la educación secundaria. Se trata de una situación que merma sus oportunidades: una persona que no ha adquirido el título de la ESO tendrá menos opciones de encontrar un empleo en el futuro y cuando trabaje ocupará puestos menos seguros, peor pagados y en los que en muchos casos no se respetarán sus derechos laborales.
Derecho a la educación
La UNESCO ha reconocido el papel que desempeñan las escuelas de segunda oportunidad para la permanencia en el sistema educativo y la continuidad en la adquisición de competencias básicas. Estas escuelas previenen la incorporación prematura en el mercado laboral y el inicio de ciclos de exclusión y marginación que pueden dar lugar a explotación laboral u otro tipo de abusos.
La educación previene situaciones de vulnerabilidad generando redes de apoyo y dotando a los niños y niñas de herramientas con las que poder hacer frente a situaciones injustas. Pero además, elevar el nivel cultural de los chavales y chavalas con respecto al de su familia de origen genera ciclos de oportunidades a largo plazo. Los hijos e hijas de padres y madres que han tenido una educación adecuada tienen más posibilidades de éxito durante su escolarización.
Los resultados en el ámbito educativo también están asociados al nivel de compromiso cívico y de participación en procesos políticos, contribuye a generar una sociedad más justa y crítica. También mediante la educación se puede transformar el modelo económico puesto que a menor desigualdad en el nivel educativo los patrones de crecimiento económico serán más equitativos.
Toda esta información, recogida del informe sobre el estado mundial de la infancia realizado por UNICEF en junio de 2016, da muestra de que las personas que trabajamos en el proceso educativo de los niños y niñas tenemos la responsabilidad de ofrecer oportunidades con las que muchos y muchas jóvenes puedan transformar sus vidas.